La mirada personal de Roberto Gomez Alabajos….HOMOSEXUALIDAD SIN ETIQUETAS

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Hoy en día oímos cada día hablar más del colectivo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), y cada vez dicho colectivo está más integrado en nuestra sociedad, como cualquier otro colectivo social donde comparten afinidades u objetivos comunes. Desde tiempos remotos el concepto de este colectivo ha estado ligado a la “discriminación” basada en el simple hecho de no aceptación de las diferencias sociales respecto al resto de la sociedad.

Aunque todavía tal vez existan muchos obstáculos y muchos tabús, hoy en día la sociedad ve con más normalidad este concepto de sexualidad y cada vez se fomenta más su “inclusividad”. En los últimos tiempos algunas personas homosexuales han sido capaces de dar el difícil paso de “salir del armario”, es decir, confesar por primera vez su homosexualidad a su entorno.

Dado este difícil paso, nos encontramos en que cualquier hijo de vecino puede verse en esta situación, de la que nadie puede decir que no va a tener un caso así en su familia, grupo de amigos, compañeros, etc. Desde actores famosos, políticos, pasando por cualquier persona normal, la transexualidad no entiende de ideologías, de religiones ni de razas. La homosexualidad es una elección o una condición natural.

Para mí personalmente, el único problema que veo en todo esto y lo he hablado con más gente que coincide con mi opinión, es que el término LGBT se ha “politizado”. Es decir, en vez de tratar con total normalidad y aceptación a las personas que engloban a este colectivo, se les quiere dar un trato especial y en algunos casos de ciertos privilegios en nuestra sociedad.

Aunque la homosexualidad no entiende de ideologías como he dicho anteriormente (hay homosexuales de izquierdas y de derechas), los partidos políticos que se tildan de izquierdas, progresistas y plurales, hacen de este colectivo unas reivindicaciones para según ellos “vivir con normalidad nuestra identidad, y nuestro objetivo es crear un ambiente receptivo a la diversidad en cualquier aspecto: diversidad sexual, étnica, religiosa, lingüística y funcional”. Es decir, respeto a la diversidad y a favor de la igualdad.

Aquí en Valencia tenemos varios casos de ejemplos donde el gobierno valenciano ha apostado por sumarse a la doctrina LGTB (bancos pintados con la bandera arco iris, semáforos de colores, pasos de peatones, etc), dirigido por el grupo político de Compromís y con Joan Ribó a la cabeza.

También está el ejemplo de los pases para viajes gratuitos en autobús en Madrid, pertenecientes a los componentes de la Asociación Transexualia. Es decir, desde la administración municipal están reivindicando derechos e igualdad como a cualquier otra persona y con la que yo estoy totalmente de acuerdo, pero por otra parte, les dan la exclusividad y derechos que muchas otras personas no tienen.

En mi opinión este tipo de cosas a veces se extrapolan y lo único que provoca es dividir y enfrentar, y “señalar” a un colectivo, donde habrá gente que a lo mejor no quiere que se sepa su identidad sexual y no están de acuerdo con esta filosofía, otros tal vez sí.

En vez de facilitar la “inclusividad”con total normalidad, se provoca un “etiquetado”, con el objetivo de cumplir con unos objetivos electorales y así poder demostrar su finalidad política y una compra encubierta de votos, buscando la exclusividad del colectivo homosexual.

Yo prefiero una homosexualidad sin etiquetas, sin exclusividades, sin ideologías, es decir, por una homosexualidad respetuosa y personal…

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